viernes, 20 de diciembre de 2013

SOMOS AMIGOS

Claudia y Hugo se conocían desde siempre, desde pequeños jugaban siempre juntos y eran lo que ellos decían “los mejores compis del mundo”.
Eran los mejores amigos hasta que… cuando entraron en la escuela, ocurrido que les tocó a cada uno en una clase distinta, Hugo a la A y Claudia a la B.



Al principio no les importaba, porque se veían en el recreo, pero poco a poco se fue formando una extraña rivalidad entre las dos clases y algunos de sus compañeros pensaban que una clase no se podía juntar con la otra.
Y así llegaron al tercer curso. Hugo y claudia se levantaron ansiosos por llegar el primer día de clase, se vistieron, se lavaron los dientes tras el desayuno y se peinaron el pelo. Cogieron la mochila y se encaminaron hacia el colegio saliendo de casa casi a la misma vez. Se encontraron en el camino, como tantas veces, pero ni siquiera se miraron a los ojos, y siguieron su camino hasta el cole.

Ese día, Claudia y Hugo salieron al recreo, claudia cogió su comba y empezó a saltar con las niñas de su clase. Hugo, en cambio, se había llevado el balón y propuso un partido de baloncesto.
Todo iba muy bien hasta que una chica del A, quiso quitarles la comba a las del B, y Hugo y los niños de su clase (A) defendieron a su compañera de clase, y los compañeros de clase de Claudia (B) defendieron a sus compañeras.
- ¡Niña, solo quería coger prestada la comba!
- ¿Es que no tenéis vergüenza? – Le respondía un chico del B.
- ¡Tontos!
- ¡Mentirosos!, - se decían.
            - ¡Basta ya! – de repente aparecieron las maestras de ambas clases con el ceño fruncido.
            - ¿Pero que os pasa? ¡Tenéis que ser todos amigos!- Doña Tomasa, la maestra de tercero B parecía la mas enfadada.
            - En castigo, y me da igual de quien sea la culpa, tendréis que hacer un trabajo sobre la amistad, pero en parejas, un chico/a de tercero A con otro/a de tercero B. – dijo la señorita Victoria, la maestra de tercero A.
            Todos pusieron cara de disgusto y empezaron a quejarse, pero en ese momento sonó el timbre y todos volvieron a clase. Las maestras los reunieron en una clase para elegir las parejas. Para ello usaron dos urnas donde metieron los nombres de los alumnos/as de cada clase y fueron sacando uno de cada urna.
- Mar y Álvaro.
- José y Toñi.
- Clara y Tomás.
- Claudia y… Hugo.
            Hugo y Claudia se miraron. -“No me creo que después de tanto tiempo, el destino haya decidido que seamos compañeros”. – pensaron.

            Cuando acabó el cole, Hugo llamó a Claudia para quedar en su casa. Claudia fue puntual.
- Hola, - saludó Hugo cuando Claudia llegó.
- Hola, - respondió Claudia.
Hugo la invitó a pasar y subieron a su habitación.
- Bueno, ¿De qué podemos hacer el trabajo?, - Preguntó Claudia mientras se alisaba el pelo.
            - No sé…, he pensado que…, bueno, podríamos hacerlo sobre nuestro caso, ya sabes, éramos muy amigos y…
            - ¿Éramos? ¡Y somos amigos! – respondió Claudia.
            - Pero no lo parece porque nunca jugamos juntos, y… bueno sí, me parece un buen tema. ¿Qué título le ponemos?- Preguntó Claudia.
            - No sé, el título lo ponemos después, el caso es por dónde empezamos.
            Claudia y Hugo empezaron a recordar anécdotas que habían vivido juntos y se rieron mucho.
- ¡Vamos a contarlas en el trabajo!, - dijeron a la misma vez. Fue muy divertido.
            Antes de que Claudia se marchara, Hugo propuso que al día siguiente jugaran juntos a la comba o al baloncesto. Claudia sonrió.

            Al día siguiente Claudia y Hugo fueron a clase juntos. En el recreo cogieron los dos un balón de baloncesto y empezaron a hacer canastas. Sus respectivos compañeros de clase empezaron a burlarse de ellos y les decían que cómo podían preferir jugar con alguien de otra clase. Pero como ellos no hacían caso, terminaron por unirse a ellos y jugaron un partido de baloncesto entre todos. Se lo pasaron genial, parecía que siempre habían jugado juntos.

            Aquel día, cuando terminaron las clases, muchos volvieron a reunirse para acabar sus trabajos.
            Mar y Álvaro lo hicieron sobre una princesa y un príncipe que guerreaban entre sí, luchando sus reinos hasta que comprendieron que la paz era lo más importante y se hicieron grandes amigos.
José y Toñi, sobre un niño que tuvo que marcharse a otro país y hablaba con sus amigos por teléfono.
            Clara y Tomás, sobre unos amigos que se conocían pero al ser de distintos países, todos los demás rechazaban que fueran amigos.
             Y Claudia y Hugo, sobre dos niños que eran muy amigos desde pequeños, pero al ir al colegio y estar en clases separadas se distanciaron. Un día, a causa de un castigo, tuvieron que estar juntos una tarde entera y se lo pasaron muy bien recordando la época en la que eran inseparables; escribiendo esas historias y desde entonces no se separaron jamás.
A todos les gustó mucho esta historia. Las maestras les premiaron con un 10 por su trabajo. Todos los felicitaron, pero para ellos el mayor premio había sido volver a sentirse amigos y entender que la amistad está por encima de todo.
Y…¿A que no sabéis cuál fue el título de su trabajo?: “SOMOS AMIGOS”.