jueves, 13 de marzo de 2014


LA AMAPOLA QUE NUNCA SE PONÍA
ROJA

     Sólo recuerdo un pequeño viaje por los aires, danzando con el viento como una bailarina, luego noté que me posaba sobre un hoyito de arena, y me hundía.
     Tras unos meses durmiendo en la cálida y húmeda tierra, por fin, nací. Era un día soleado, y en el cielo no había nubes. Pero, al mirar abajo, ¡Oh, Dios mío!, vi un campo repleto de amapolas rojas como la sangre.
-Bienvenida, estamos encantados de tenerte aquí.- Me saludó la flor más cercana.
Pasé el día hablando con mis nuevas amigas, estaba deseando que me brotaran pétalos, poder vestirme de rojo como ellas.
    Al día siguiente, me notaba distinta. Todas mis compañeras me miraban extrañadas, me toqué la cabeza, ¡Ya habían nacido mis pétalos! pero… no eran rojos, eran de un amarillo suave y frágil.
     -Pero… ¿Por qué son amarillos?- Pregunté, pero nadie me respondió, pues ninguna amapola quería hablarme, por ser diferente.
     <> Pensé, triste, intentando consolarme, pero, por desgracia, no fue así…
    Pasaron dos semanas, y mis pétalos seguían sin coger un color rojo.
    Hasta que llegó el día en el que empezaron a crecer cerca mías dos amapolas nuevas, que al principio no me hicieron caso, por tener los pétalos distintos a los demás, pero, cuando brotaron sus pétalos eran amarillos, como los míos… ¡como los míos!


    Las amapolas rojas estaban atónitas.
    Nos gastaban bromas pesadas a mí y a las otras dos nuevas amapolas, y nos hacían rabiar, hasta el día en el que paró a descansar una mariposa azul y negra, que se fijó en mí y en las otras dos amapolas amarillas.
    Nos explicó que las amapolas amarillas venimos de la costa, que crecemos en las dunas de la playa, y que seguramente el viento nos arrastró hasta aquí.
    Desde entonces comprendí que yo era tan amapola como las demás, que no importaba que fuese diferente, porque seguía siendo tan hermosa.
    Ahora vivo feliz con las otras dos amapolas, y aunque las demás amapolas rojas siguen sin hablarme, yo estoy ORGULLOSA de mi color.

FIN

  



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